La personalidad es el término con el que se suele designar lo que de único, de singular, tiene un individuo, las características que lo distinguen de los demás. La personalidad también implica previsibilidad sobre cómo actuará y cómo reaccionará una persona bajo diversas circunstancias.
La personalidad tiene dos partes importantes:
La personalidad es relativamente estable y duradera
Es la
cualidad que nos hace a cada uno diferente de los otros e iguales a nosotros
mismos a lo largo del tiempo.
Es el patrón
profundamente incorporado de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales
manifiestos, que persisten por largos periodos de tiempo.
La
personalidad también es concebida como la suma de las formas en que una persona
reacciona e interactúa con los demás y actúa ante su entorno.
La mayoría de los expertos cree que las experiencias de
un niño en su entorno familiar son cruciales, especialmente la forma en que
sean satisfechas sus necesidades básicas o el modelo de educación que se siga,
aspectos que pueden dejar una huella duradera en la personalidad.
DETERMINANTES
DE LA PERSONALIDAD
La Herencia. Por herencia se entiende aquellos
factores que quedan determinados en la concepción de un nuevo ser. El enfoque
de la herencia argumenta que la explicación última de la personalidad de un
individuo es la estructura molecular de sus genes, localizados en los
cromosomas. El Ambiente. Entre los factores que ejercen presión sobre la formación de nuestra personalidad están la cultura en la que somos criados, nuestro condicionamiento temprano, las normas de nuestra familia, los amigos y grupos sociales y las otras influencias que experimentamos.
La Situación. Un tercer factor, la situación, influye en los efectos de la herencia y el ambiente sobre la personalidad. La personalidad de un individuo, aunque en general sea estable y consistente, sí puede cambiar en diferentes situaciones.
Temperamento (o dimensión relacional).
El temperamento es el cimiento biológicamente
basado de la personalidad, se basa en la predisposición heredada del niño a
mostrar patrones característicos de conducta, incluidas emocionalidad,
actividad y sociabilidad. El
temperamento de una persona se puede observar desde muy temprano y es estable a
lo largo de la vida. Los estudios genéticos de la infancia a la niñez y la
adolescencia indican que, medido de diversas formas, el temperamento es
altamente hereditario.
describe 4
temperamentos:
* Colérico
* Sanguíneo
* Melancólico
* Flemático
COLÉRICO.- El
colérico es de un temperamento ardiente, ágil activo, práctico y de voluntad
fuerte que se tiene por autosuficiente y muy independiente. Tiende a ser
decidido y lleno de opciones, y le resulta fácil tomar decisiones por su cuenta,
y por cuenta de otros también. Al igual que el sanguíneo, el colérico también
es extrovertido, pero es mucho menos intenso.
El colérico
se encuentra a gusto con la actividad. Para él la vida es actividad. No
necesita que el medio lo estimule; antes bien él estimula al medio que lo rodea
con sus ideas, planes, metas y ambiciones inacabables.
El colérico
es extremadamente hostil. Algunos aprenden a controlar su ira, pero una
erupción de violencia es siempre una posibilidad en ellos.
La firmeza y
la decisión natural del colérico es una característica temperamental que puede
ayudarlo en el curso de su vida, pero también puede convertirlo en un hombre
porfiado y terco
SANGUÍNEO.- El
sanguíneo es una persona cálida, vivaz, alegre, que da gusto. Por naturaleza es
receptivo y las impresiones externas se abren camino fácilmente en su corazón
donde prestamente provoca una respuesta atropellada.
Al
sanguíneo le gusta la gente y detesta la soledad. Nunca se siente mejor que cuando
está rodeado de amigos donde él es el alma de la fiesta. Tiene un repertorio
interminable de cuentos que relata en forma dramática.
Generalmente
resultan excelentes vendedores, sintiéndose muy atraídos hacia esa profesión.
Suelen además ser excelentes actores, anfitriones, predicadores, locutores,
animadores, políticos, etc.
La
tendencia a ser indisciplinados y su voluntad débil puede llegar a destruirlo a
menos que sepa vencer estas debilidades.
El
sanguíneo no sólo es capaz de llorar por cualquier pretexto, sino que la chispa
de ira puede transformarse en furioso infierno instantáneamente.
MELANCÓLICO.- El
melancólico tiene el temperamento más rico de todos. Es un tipo analítico,
talentoso, perfeccionista, abnegado, con una naturaleza emocional muy sensible.
Nadie disfruta más del arte que el melancólico. Por naturaleza tiende a ser
introvertido, pero como predominan sus sentimientos, lo caracterizan una serie
de disposiciones de ánimo. A veces lo elevan a las alturas del éxtasis que lo
llevan a obrar en forma más extrovertida. Sin embargo, en otros momentos está
triste y deprimido, y en esos momentos se vuelve escurridizo y puede incluso,
volverse antagónico.
Las
admirables cualidades del perfeccionismo y la escrupulosidad conllevan con frecuencia
la seria desventaja del negativismo, el pesimismo y de un espíritu de crítica.
El
melancólico es más egocéntrico que cualquier otro temperamento, pues todo lo
interpreta en relación consigo mismo.
Temperamental,
depresivo, antisocial
FLEMÁTICO.- El
flemático es un individuo tranquilo, sereno, que nunca se alarma y casi nunca
se enoja. Sin duda alguna es la persona con la cual es más fácil llevarse y es,
por naturaleza, el más simpático de los temperamentos. Para él la vida es una
alegre y agradable experiencia, sin emoción, en la que evita comprometerse todo
lo posible. Es tan tranquilo y sereno que parece no agitarse nunca,
cualesquiera que sean las circunstancias que lo rodean. Es el único tipo
temperamental que es invariablemente consecuente. experimenta más emociones de
las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad para apreciar las bellas
artes y las cosas buenas de la vida.
El
flemático es un maestro en todo aquello que requiera de una paciencia
meticulosa y la presencia de la rutina diaria.
El
flemático es organizado, jamás concurre a una reunión desprevenido o tarde,
tiende a trabajar bien bajo presión y es extremadamente confiable. Es frecuente
que el flemático conserve el mismo trabajo toda la vida.
Nadie es más terco que el flemático; pero es tan
diplomático, hasta en eso, que a la gente le puede pasar desapercibido
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